Experto en formación y desarrollo de ejecutivos y directivos, conferenciante, profesor colaborador de algunas universidades y escuelas de negocio, Fernando Botella es también CEO de think&action, empresa que fundó en el año 2007 y que, con método propio, se dedica a la transformación de las personas. En su nuevo libro «SALTA contigo», Botella remueve al lector con un texto de lenguaje sencillo, cargado de reflexiones y herramientas que nos ayudarán a cuestionarnos la realidad y a nosotros mismos.

¿En qué consiste exactamente la «transformación de las personas» de la que hablas?

Consiste en ayudar a las personas con las que colaboramos a conseguir sus objetivos. Lo que tratamos de conseguir con esta ‘transformación’ es acompañarlas en la toma conciencia de aquellos elementos de mejora sobre los que necesitan poner el foco. Una vez identificados estos puntos de mejora, trabajamos con ellas en el diseño y puesta en marcha de un plan de acción por medio del cual puedan desplegar sus conocimientos, habilidades y talento al servicio de esas metas.

¿Por qué es tan importante no dejar nunca de formarse hoy en día?

Porque el aprendizaje a lo largo de la vida es la mejor manera de asegurarnos de que esa vida se vive con plenitud. De garantizarnos que no solo no dejamos escapar oportunidades por no tener la capacidad suficiente para identificarlas cuando se nos presentan, sino de que somos capaces de crear nuestras propias oportunidades. En el plano laboral, te dediques a lo que te dediques, estar en permanente estado de crecimiento te facilita competir, mejorar y encontrar nuevos estímulos como profesional. Pero es incluso más importante a nivel personal, porque esa insaciable curiosidad del aprendiz continuo es la que te lleva a desafiar tus propios límites y alcanzar una mejor versión de ti mismo cada día.

¿Cuáles son las habilidades principales para ser un buen docente hoy en día?

Una de ellas tiene mucho que ver con la pregunta anterior: la mentalidad de aprendiz continuo de la que hablábamos. Los mejores docentes pasan más tiempo desempeñando el rol de estudiante que el de profesor, dedican tiempo y esfuerzo a actualizar su propio talento. Además, poseen y desarrollan grandes capacidades relacionales y colaborativas. El docente del Siglo XXI no es un individuo aislado que va dando lecciones magistrales en aulas cerradas, sino que posee una mente abierta y colaborativa que comparte sus conocimientos y los enriquece con las aportaciones de otros. Además, extiende esas habilidades colaborativas a sus alumnos, de manera que los integra en ese complejo sistema de relaciones. También es un docente digital, que entiende y maneja la tecnología y sus entornos como una herramienta multiplicadora que le ayuda a alcanzar sus objetivos. Por último, se maneja bien en los registros del trabajo por proyectos y del ‘learning by doing’; en otras palabras: sus alumnos aprenden más ‘haciendo’ que ‘aprendiendo’ en un sentido tradicional del término.

 

La sociedad avanza a un ritmo imparable y también las necesidades del mercado laboral, ¿cuáles son las competencias más exigidas por las empresas?

Para mi, el dream team competencial actual está compuesto por ocho elementos fundamentales: (1) Orientación digital, es decir, enfocar el modelo de negocio bajo un prisma de base tecnológica que entienda y aproveche los nuevos entornos digitales. (2) Innovación, que se centra en estar abierto a las nuevas tendencias del mercado y tratar de anticiparse a ellas. (3) Data driven, que significa que todas nuestras decisiones deben estar sustentadas e impulsadas por los datos; los datos nos permiten identificar oportunidades y predecir el futuro. (4) Trabajo en equipo, tanto digital como presencialmente. Esta competencia permite trabajar en modo red, optimizar sinergias y potenciar la transversalidad entre áreas funcionales. (5) Cultura abierta, como vía de cocreación conjunta a través de partners que pueden proceder tanto de dentro como de fuera de la propia organización. (6) Mentalidad digital. Que quiere decir tener la mente preparada para trabajar para clave digital y para diseminar esa forma de pensar en la propia cultura de la empresa. (7) Agilidad y flexibilidad. Con las metodologías agile y la ejecución excelente como brújula. Se buscan personas resolutivas y pragmáticas, permeables al error, pero que, al mismo tiempo, aprendan rápidamente de ellos. Y (8) conocimiento digital. Otra vez el apellido digital. Esta vez trasladado a un plano más personal y entendido como compromiso de aprendizaje con esos desafíos que se nos presentan en los nuevos entornos tecnológicos.

Como docente en universidades y escuelas de negocio, ¿qué busca transmitir al alumnado?

Muchas cosas. Pero una fundamental es ayudarles a salir al mundo equipados con una mente despierta, curiosa y, sobre todo, crítica. A que, sea donde sea que les lleve su futuro, se acostumbren a cuestionárselo todo por sistema, a buscarle las grietas a lo establecido y a no acatar sin más lo unánimemente aceptado. Intento inculcarles la necesidad de ser inconformistas y disidentes, incluso de sí mismos. Y les animo a buscar alternativas y a cuestionarse siempre el statu quo de las cosas.

¿Cree que las instituciones de educación superior deberían cambiar los contenidos y actualizarlos a las necesidades de las empresas?

Totalmente. Y no solo los contenidos; también las metodologías y los procesos formativos necesitan pasar por una profunda revisión que acerque el entorno académico a la realidad empresarial y social, que lo aproxime a lo que está sucediendo ahora mismo en el mundo. El planeta avanza a una velocidad muy diferente a la que se llevan muchas universidades e incluso escuelas de negocios. Vivimos en un mundo marcado por la sostenibilidad, la digitalización, la colaboración, el cambio veloz y permanente y los entornos ágiles y abiertos. Y esa realidad tan dinámica choca a menudo con una mentalidad demasiado rígida y mediatizada por el rigor académico y la solemnidad del aprendizaje reglado.

Recientemente ha publicado el libro «Salta contigo», ¿hacia qué perfil está enfocado?

Yo diría que hacia todos los perfiles y hacia ninguno en particular. Se trata de un libro sin un destinatario definido, porque aspira a ser útil a todo tipo de lectores. El libro trata de ayudar a las personas de todas las edades y condiciones a entender cómo prepararse para conseguir sus objetivos y sus sueños. Y esto aplica tanto para alguien que simplemente quiere cambiar de trabajo, como para una persona que se siente insatisfecha con su vida y desea emprender un camino de reinvención personal.

¿Qué mensaje pretende transmitir a los lectores?

En esencia, es un mensaje que tiene que ver con la valentía. Pero no con una valentía de pancarta, en plan ‘querer es poder’ y ese tipo de frases hechas, resultonas, pero con poco contenido. Sino como una valentía consciente que no ignora las dificultades, sino que las analiza y busca los mejores caminos para superarlas. Una valentía ‘prudente’, pero que no se deja paralizar por el miedo. Es un libro que habla mucho de la actitud necesaria para luchar por los propios objetivos y que, de alguna forma, quiere ser un empujón para lanzarse a su consecución. Me gusta pensar que es un libro que tala la rama sobre la que estamos plácidamente apoyados, porque así no nos queda más remedio que saltar del árbol. Este trabajo llega, además, cuando se cumplen 10 años de la publicación de mi primer libro «Atrévete», y, aunque son obras diferentes, las dos coinciden en recordarnos algo que en mi opinión es muy importante: solo disponemos de una vida y no podemos permitirnos el lujo de perdérnosla.

Para seguir leyendo el artículo completo haz click aquí: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/11705910/04/22/Fernando-Botella-Los-mejores-docentes-pasan-mas-tiempo-desempenando-el-rol-de-estudiante.html