Foto de Michel RajKovic


De vez en cuando toca pararse.
Salir de todo.
Ponerse a ralentí.

Muchos animales en la naturaleza lo hacen. Quedan como petrificados.
Otros compañeros de viaje, nuestras mascotas, también se toman su tiempo
para descansar de sus dueños. Huyen, se esconden, intentan pasar desapercibidos.
¡ Aprendamos de ellos !

A diferencia de los animales, las personas no dedicamos el tiempo necesario
a saber de nosotros, a parar la mente, a descansar de nuestro propio pensamiento,...

Conozco gente que sufre de ansiedad cuando les desaparece los estímulos externos.
Lo pasan mal si no tienen nada en lo que centrar su atención.
Padecen cuando predomina el silencio.
En esos momentos creen que algo va mal, como si la vida se les parara
simplemente porque se conectan consigo mismas.

Necesitamos, de vez en vez, desconectar nuestros sentidos de todo lo que nos rodea.
La clave para experimentar una vida plena consiste en mantener
una buena relación con el mundo que nos rodea.
Pero, con cierta frecuencia, olvidamos que parte de ese arte es
el camino hacia uno mismo.
Encontrarnos con nosotros.
Tomarnos el tiempo para buscarnos.
Encontrar silencio.

El silencio: la puerta de nuestras emociones

Es un viaje necesario y, por momentos, fascinante.
Pero del que prescindimos sin saber bien por qué...

Busca cada día tu rato de silencio.
Es reparador.
Te encontraras con el ser que más te necesita: TU MISM@.

Intenta en ese momento respirar sin aceleración.
Escucha tu respiración, tiene tanto que contarte...
Te ayudará a atencionarte en lo más profundo de ti, a escucharte, a estar atento de ti.
Y, desde ahí, descubrirás tus necesidades más verdaderas. Las más profundas.

Se trata de romper con el ritmo habitual del día y buscar el silencio
en un entorno lleno de ruido, de prisa, de preocupación, ...

Anik Billard, monja zen, comentaba:

" En esta sociedad ajetreada, el silencio ha desaparecido.
Hay tantos estímulos visuales y auditivos, invitaciones al consumo, a aparentar,
a hacer las cosas de una forma determinada, marcada por la moda
o criterios vigentes que nuestra mente no tiene reposo ".

Nos toca dar la razón a Anik...

Cuando llega el silencio se liberan las tensiones, se rompen las corazas,
se conecta con el amor, lo intimo con intimo, dejamos de percibir lo innecesario,
y sentimos nuestras verdaderas necesidades.

Cada cierto tiempo,

¡ desenchufa-TE !