Ya estamos a punto de salir del año 2010.
¡ Momentos para el adiós !
Los italianos del sur, en días como hoy, tienen la tradición de tirar las cosas viejas,
lo que les sobra, lo que ya no les es válido, por la ventana de sus casas.
Y es que esto es lo que todos deberíamos hacer, simbólicamente hablando,
abandonar en el camino del viejo año, las cosas, las ideas, las personas, los hechos, ...
que ya no nos son válidos, que se han quedado obsoletos, que pertenecen al pasado.

Yo, en este último post del año que escribo, prefiero compartir con vosotros
algunas cosas que quiero permanezcan conmigo, llevármelas del 2010 al nuevo año
que está a punto de nacer para que se enriquezcan en mi, crezcan,
y me ayuden a alcanzar un mayor nivel de sabiduría.

La primera, asumir que nadie es perfecto.
Desde ahí respetar a los demás en sus formas, en sus caracteres, con sus estilos, ...
Llenarme de tolerancia y diversidad.
Mantener un nivel de escucha interesado, verdadero, empático. Abrir mis orejas al mundo.
Seguir con ganas de aprender de los otros. Abierto a explorar nuevas vías.
Mirar con paciencia los ojos de las personas que están cerca de uno
y comprender lo que verdaderamente es importante.

La segunda, compartir con los demás.
Compartir LA FUERZA DE LA ILUSIÓN.
Dar, para recibir. Comunicar. Regalar tiempo y afecto.
Dejar que el conocimiento fluya. Hacerle correr. Intercambiar.

La tercera, seguir equivocándome para crecer.
No huir de los errores. No tenerles miedo. Aprender de ellos.
No dejar de estudiar, de mirar en el otro lado, de cuestionar el status quo de las ideas,
de buscar el camino de la excelencia huyendo del perfeccionismo.
Hacer, arriesgarme.

La cuarta, elegir el amor y apartar el miedo.
Donde hay miedo falta amor.
Elegir al amor es vivir con plenitud.
El miedo nos paraliza, el amor nos hace avanzar.
Tenerle miedo sólo al miedo.

La quinta, reírme de todo.
Y mucho más de mí mismo.
La risa tiene un poder único.
Es una cuestión de actitud, elegir reír es elegir la alegría como emoción principal.
Es imposible entusiasmarse con lo que hacemos sin estar alegre.
Cuando hay risa hay lazos de confianza.

Y por último, ser agradecido.
Dar las gracias a todo lo que vivimos, a lo que nos sucede cada día,
al hecho de despertar, al placer de ver cada día el sol, a las personas que nos acompañan,
a ese libro que nos llena de nueva savia, al amigo que nos regaló su tiempo,
a la mirada especial que llega de ti,

y a todos vosotr@s
por estar hoy aquí conmigo,
compartiendo este blog,
por vivir juntos tantos momentos.

Os deseo
mucha salud y mucho amor
en el
nuevo año