Cuentan que una noche, cuando ya todos dormían, el pequeño de la familia,
de cinco años, se levantó de su cama y fue al cuarto de sus padres.
Se paró junto a la cama del lado de su papá y tirando de las sábanas le despertó.

- ¿Cuánto ganas, papá? le preguntó.
- Ehhhh...¿cómo? dijo el padre entre sueños.
- ¿Qué cuánto ganas en el trabajo? volvió a repetir el pequeñajo.

- Hijo vete a dormir que son las tres de la madrugada.
- Sí papá, ya me voy, pero dime, ¿cuánto ganas?

El padre se incorporó en la cama y con cierto enfado, extendiendo el dedo,
le gritó ordenándole que se fuera a dormir a su cuarto en ese mismo instante.
El enano bajó la cabeza y se fue para su cuarto.

A la mañana siguiente el padre al recordar lo sucedido pensó que había sido
demasiado estricto con su hijo y que esa curiosidad no merecía tanto reproche.
En un intento de repararlo, a la vuelta del trabajo, el padre contestó al hijo:

- Respecto a tu pregunta de anoche hijo, yo tengo un sueldo de 2800 euros, que
con los descuentos fiscales se me quedan en 2200 euros al mes.
- Uf ! Cuanto ganas papi.
- No creas hijo, tengo muchos gastos y no es tanto para la cantidad de horas que
trabajo cada día.

Esa misma noche el niño se volvió a levantar de la cama.
Esta vez tenía un papel en la mano con unos números garabateados.

- Papi, papi, ¿Me puedes dejar 5 euros?
- Pero hijo, otra vez... que son las dos de la madrugada.
-Sí, ¿pero me los puedes prestar?
El padre sin poder aguantar más y muy cabreado le dijo:
- Así que por esa cuestión egoísta ha sido por lo que llevas dos días preguntándome
por mis ganancias y por mi dinero.
¡ Será posible ! ...Vete a dormir ahora mismo y mañana ya hablaremos.

El pequeño llorando a lágrima viva se fue camino de su cama.
El padre, desde su habitación, no dejaba e oírle llorar, por lo que entre pena
y culpa se acercó a su cama y le comentó:

- Perdóname amor por mis gritos, sólo quería dormir.
Son las dos de la madrugada y mañana tengo que trabajar.
Para qué querías a estas horas 5 euros. ¿ No podías esperar a mañana?
Cogió su cartera, sacó un billete de 5 euros y se lo dio a su hijo.

El chico se limpió las lágrimas con la sábana y sacó de su mesita de noche
una caja de lata en la que tenía guardado unas monedas juntándolas con los
5 euros que el padre le había dado.
Después agarró todo el dinero entre sus pequeñas manos y lo puso en la mano
de su papá que le miraba con ojos de sorprendido.

- Ahora sí papá. ¡ Ya puedo !
- Muy bien hijo, pero ya puedes qué...
- Comprarte una hora de tu tiempo papi.

El amor consiste en vivir juntos
las cosas que nos van pasando,
en compartir tiempo
disfrutando intensamente de cada paso,
de cada momento juntos