Un hombre daba palmadas cada 10 segundos.
Al pasar otra persona cerca de él le preguntó qué por qué lo hacía.
A lo que respondió: " Para espantar a los elefantes ".
" ¿Elefantes? ... pero si por aquí no hay ninguno ",
dijo sorprendido esta persona que
no dejaba de maravillarse con la cantidad de palmadas
que el hombre daba por minuto.

" Por eso no los hay, porque no dejo de palmear ",
añadió el hombre preocupado y asustado
por la presencia de elefantes.

Así nos pasa en tantas ocasiones.
Estamos mentalmente preparados para hacer de la nada,
un problema.
Y a demás lo entrenamos...