Ilustración de Sean MacKaoui

El pasado sábado el avión que había salido de Londres pasaba a treinta mil pies
por encima del helado desierto de Groenlandia camino de San Francisco.
Miraba ese desierto helado mientras pensaba que somos un pequeño universo dentro de otro y otro y otro y otro...
Quizás lo que me provocaba estos pensamientos tenía mucho que ver con la lectura
que llevaba entre manos: un artículo del profesor Dr. Bruce Lipton, biólogo celular,
experto en explicar científicamente, pero de forma my sencilla, las conexiones existentes entre mente (=creencias) y vida (=biología).

Lipton fue en sus inicios profesor de Biología celular en la Universidad de Wisconsin
y posteriormente en la Universidad de Stanford.
Estableció las bases científicas de lo que ahora configura la nueva Epigenética.
Una forma de entender la genética desde los "eventos" que suceden en el entorno
en el que se encuentran los genes.
Es, según esta ciencia, el entorno externo en el que condiciona
la expresión biológica de un gen, su activación, su respuesta
y no al revés como se había explicado siempre desde la ciencia más determinista.

Lipton afirmó y demostró, junto a otros colegas suyos,
que la carga genética de un ser vivo NO sólo no determina las condiciones
en las que se va a desarrollar y crecer, sino que ni siquiera
es el factor condicionante más importante.
Según sus investigaciones lo que verdaderamente condiciona la expresión genética
es el entorno al que está sometida la célula y a la capacidad energética de la misma.

Esta teoría echa por tierra el viejo paradigma determinista de que el gen domina todo.
El gen ya no decide por si sólo.
La herencia es importante pero no marca tu futuro.
No evita pensar que vivimos bajo un destino incambiable. Insustituible.
El futuro puede ser creado.

Lipton y otros aseguran, desde su experimentación científica
no desde la chamanería charlatana, que si somos capaces de cambiar nuestras creencias seremos capaces de cambiar nuestra biología.

Llevándolo a un leguaje diferente:
podemos cambiar el curso de nuestra vida si modificamos el tipo de energía
que utilizamos para conducir la vida.
Un científico al pensamiento positivo como motor de cambio.
Nos permite movernos de la posición de víctima a la posición

"DUEÑO DE MI DESTINO"

Si Mendel levantara la cabeza.
O el mismo Darwin...

Estos nuevos biólogos expertos en Epigenética trabajan con células madre
clonadas y con células cancerigenas.
En España es conocido el doctor Manel Esteller,
director del laboratorio de Epigenética del cáncer y del programa del Centro
de Investigaciones Oncológicas (CNIO),

Esteller ha dicho metafóricamente:

"Si los genes fuesen palabras sueltas,
la epigenética representa
los puntos, comas y demás signos de ortografía
que nos permite entender una secuencia".

Son nuevos científicos que están poniendo patas arriba la eterna controversia
entre herencia y medio. El péndulo de la ciencia yo no se inclina a favor de la herencia.

Se cae la idea de que también son nuestros genes los que controlan nuestras emociones, nuestra formas de observar e interpretar el mundo que nos rodea.
Parecería ser, más bien al contrario, que nuestra interpretación del mundo
es la responsable de la activación o no de ciertos genes.

Ya no debemos dar crédito al hecho de que si eres infeliz es porque así naciste.
Si has nacido con el gen de la infelicidad estás condenado a ser infeliz.
O igual en el caso de la tristeza, la alegría, la ira, ...
No estás condenado genéticamente a ser nada, exceptuando tu físico
y, en sólo en cierta medida, algunos de los condicionantes relacionados
con la salud física.

Lipton durante su estancia en Stanford demostró que los genes no se pueden
activar o desactivar a su propio antojo; destruyendo así el viejo paradigma
de que la genética condiciona la vida.
En términos científicos: los genes no son autoemergentes.
Siempre es "algo" en su entorno lo que determina su actividad;
lo que hace que se expresen o no.

Estamos ante la nueva visión científica de la biología celular.
Ya sabemos hoy día que el verdadero "cerebro" de la célula no está en el ADN,
sino en la membrana celular, en la "piel" de la célula.

Para los más interesados en el tema os recomiendo los trabajos de
Bruce Lipton, que en un lenguaje sencillo, básico, para neófitos,
nos lo hace comprensible. Podéis leer su libro "Biología de las creencias"

Pongamos ciencia a lo que tantas veces hemos predicado:

Los pensamientos positivos,
la visión positiva de la realidad,
tiene un intenso efecto sobre
el comportamiento
y los resultados del mismo

Pero igual valor y de igual forma ocurre con los pensamientos negativos.
¡Cuidado!
Elegirlos está en nosotros
El pensamiento se convierte en creador de la realidad.
Somos lo que pensamos.

Las células necesitan desarrollarse y crecer dentro de sus entornos biológicos.
Sin embargo a veces no lo consiguen.
Lipton también ha demostrado, con otro tipo de investigaciones,
que es el miedo el principal bloqueador, el que no permite esa expresión y crecimiento.
¿No ocurrirá igual con el conjunto de más de 50 billones de todas ellas juntas
que nos forma a cada persona?

ciencia y mente unidas