Cuanto valor tiene una nube gris...

Las nubes grises también forman parte del cielo, dice un dicho popular.
Las nubes grises también forman parte del paisaje de la vida.
Aprender a abrazarlas es importante.
Muchos vendedores de falsa realidad nos confunden, al intentar vendernos un paraíso sin nubes.
Las nubes grises son, como las blancas, necesarias.
Al menos tan necesarias en el paisaje cotidiano como el cielo azul, luminoso y limpio.
Esta es mi opinión...

Esta semana he podido asistir a varios eventos, invitado como conferenciante,
para hablar de incertidumbre, de ilusión, de creatividad, de actitud positiva.
Me encantan participar en este tipo de eventos.
Me encanta mi profesión.
Me encanta reflexionar y compartir mis reflexiones, sobre este tipo de temas.
Pero me aburren soberanamente los farsantes. Oírles ya me da grima.
Me refiero a esos que intentan hacernos creer que la ilusión, o la visión positiva de la realidad,
consiste en vivir sin nubes grises.
Esos que pretenden, vía powerpoint y micrófonos inalámbricos,
engañarnos pintando sólo paisajes de color la realidad cotidiana.

Adoro el rojo. Es mi color favorito. Pero también sé que no podemos vivir sin el gris.
El gris forma parte de la paleta de colores. Es tan necesario como el azul.
La alegría es vital. La tristeza también.
La soledad nos acompaña a veces con su energía reparadora.
Y por el contrario, a veces, el gentío nos molesta.
La rabia es necesaria, a veces.
¿Y el amor? Siempre.
El miedo es útil, biológico. Huir de él es un equivoco.
Y no debe ser confundido con el temor. Su cara negra.
El negro también es necesario. Al menos conocerlo. Sentir que también en algunos momentos aparecerá.
El temor, debe ser gestionado, con coraje. Salir del temor sí es una necesidad, para avanzar, para seguir.

Todo el panel de emociones son necesarias. De todas se aprende. Con todas se vive.
Unas no existirían sin las otras.
Unas se encuentran con otras en la dicha del vivir cotidiano.
Son emociones encontradas.

Esta semana también he vivido una nueva experiencia,
gracias a mis amigos de la Fundación Theodora,
los Doctores Sonrisa.

Viví una tarde compartiendo ideas en el hospital de La Paz, con la Doctora Sonrisa Cariburí 
acompañados del conocido periodista radiofónico y televisivo Toni Garrido,
y con el Doctor Sonrisa Picatoste acompañados de la actriz Toni Acosta.
Acababan de visitar juntos habitaciones de niños ingresados en el hospital.
Traían la cara llena de amor y satisfacción por su labor.
Y traían el dolor de la enfermedad, de la desesperación de los padres, de la angustia y la incertidumbre.
Ambos tipos de colores, los luminosos y los oscuros, convivían en el paisaje esa tarde.
Ambos tipos de emociones se daban la mano. Se encontraban.
Cuantos aprendizajes para una sola tarde.

Ahora no os puedo contar más de esta experiencia y del proyecto que esconde detrás.
Muy pronto sí.
Famosos cantantes, actores, médicos, periodistas, restauradores, deportistas, ...
pasarán por la experiencia de acompañar en algunas de sus visitas a Doctores Sonrisa,
en las habitaciones de un hospital. Y de ahí saldrá un gran proyecto para después de este próximo verano.
Ya os iremos contando...
Cuanto podemos aprender de los Doctores Sonrisa. Que grandes. Que talentosos.



Me afano, esta semana también, en leer el último libro, póstumo, de José Luis Sampedro,
Sala de espera.
Nos cuenta el descubrimiento que tuvo casi al final de su vida.
El entender que la barbarie es tan necesaria como la creación.
Que la creación no es posible sin la destrucción previa.
Ya lo sabíamos.
Esa destrucción la necesita el pensamiento crítico, para poder ser verdaderamente crítico,
pensamiento del que tanto nos habla Sampedro en sus libros y entrevistas.
Y también destrucción que necesita el pensamiento creativo.
Crear sin romper con lo viejo es muy difícil. Avanzar nos lleva a borrar lo que ya no vale.
Para construir tenemos que romper lo viejo y darnos un tiempo para retirar los escombros.

Como dice en su libro Sampedro:


“Cómo no percibí antes que la vida, 
como su propio dios Shiva, 
nunca retrocede, 
sino que crea destruyendo, 
y destruye creando"

La luz, necesita de la oscuridad.
El sol re-aparece tras la noche. Y la luna tras el día. Ambos nos traen luz.
La tormenta trae rayos. Y también arco iris. Y también agua, tan necesaria para la vida.
Las emociones se encuentran para hacernos comprender la vida en toda su inmensidad.

No reniego de la tristeza.
No reniego de la rabia.
No reniego del miedo.
Están para que sepamos el valor de la alegría, la luz de la risa, el valor del amor.

Me niego a escuchar a tanto farsante, charlatán de estupideces, hablando de la vida en color rosa.
Sin ayudarnos a comprender que el rosa convive con el gris.
Sin enseñarnos cómo salir o como aceptar cuando estamos bajo el ambiente del gris.
Falto de ideas. Falto de energía.
Y sin hacernos entender el significado real del gris como catapulta al azul.
Sin ayudarnos a aceptarlo para desde ahí avanzar.
Ya sabéis que no hablo de resignación.
Ya sabéis que vivo ilusionado.
Que creo en el entusiasmo como energía vital. Que defiendo la pasión. Que elijo amor.
Ya sabéis que hablo desde el "sí “.
Desde el ...,
¿qué puedo hacer?