<< SÉ MISMO >>

Es quizás uno de los consejos más repetidos que se conocen.
Yo creo que, por una parte, está muy bien eso de “ser uno mismo”,
pero también creo que esta “moneda”, como la Luna, tiene doble cara, tiene su lado oscuro.

Ser uno mismo quizás sea una fantástica expresión cuando se refiere a que por ser “yo”, soy diferente a los otros.
A que soy auténtico. Único.
Mejor ser lo que yo soy, que lo que otros quieren de mi que yo sea.
Mejor expresarme desde el yo, para mostrarme como realmente soy, que como a los demás les gustaría.
Y desde ahí ser lo que soy.
Y desde ahí, expresar lo que siento.
Y desde ahí, hacer lo que deseo.

Pero “ser uno mismo” también puede entenderse, de forma equivocada,
como la auto-negación a poder reconstruirse de nuevo.
Como no dejarse a uno mismo re-nacer para ser otro, sin perder la esencia.
O..., ¿por qué no?, perdiendo algunas de las esencias ya caducas, casposas.

No darte el permiso de dejar de ser tú mismo es permitir correr el tiempo en tu vida
y aguantar de ti lo que no te gusta.
Aunque no te soportes no haces nada precisamente para dejar de “ser tú mismo”.
Es reforzar tu ego, reafirmarse en él “yo” absurdo que ahora ya no te aporta nada o,
incluso más bien, te está fastidiando.

Luchar por no movernos del “ser uno mismo” nos suele mantener en el
“yo soy así”, “mi padre ya era también así”, “es cosa de familia”, etcétera ...

Me gusta mucho la frase de Oscar Wilde, cuando encontraba a algún viejo conocido
por la calle de forma inesperada y le decía:

Perdone que no le haya conocido, es que he cambiado mucho

¡Sabio!

Poder cambiar el "ser uno mismo” para poder ser otro es estupendo.
Te permite cambiar de pareja, de trabajo, de amigos, de estilo de vida, de ideas políticas, deportivas,
de interpretaciones viejas, de religión, de ...
Para ser algo nuevo no puedes seguir siendo tú. O sí, pero con el recambio necesario,
desprendiéndote de lo absurdo que te condiciona, de los stops que te paralizan, de lo viejo no válido.
Es decir, se trata de re-construirte. Y de re-construir el pensamiento.
Dejar de "ser uno mismo" apaga el pre-juicio. Te genera una nueva visión posible de la realidad.

El neurocientífico Joe Dispenza lo explica muy bien al decirnos:

"Tienes que pensar cosas 
diferentes de las que sueles 
CREER 
si quieres 
CREAR 
realidades diferentes 
para tu vida”

Para avanzar tienes que dejar de ser el mismo de siempre.
Dejar de ser el mismo de siempre es seleccionar sobre el pasado lo que sí quiero mantener
para descartar lo que deseo abandonar, perder por el camino.
Reinventar tu “yo” es la capacidad más potente que tiene el ser humano.
Elgir que quiero seguir siendo y que no.
Hacerme cada día.
Entender que no somos nuestro pasado. Salir de esta trampa mortal de necesidad.
Al pasado le debemos estar agradecido. Honrarlo. Y llevarnos de él al futuro sólo lo necesario.

Vivir en el “así soy” es vivir en un estado auto-complaciente.
Sin nuevos retos. Sin nuevos deseos.
Sin la ambición necesaria para evolucionar como individuo y revolucionar el entorno creado.
Da igual si te va muy bien, siempre necesitarás cambiar algo.
Siempre podrás hacer algo mejor.
Siempre algo te estorbará.
Siempre tendrás algún motivo o hecho en tu vida que te estará pidiendo ser re-CREADO.

Ya nos los enseñó también Aldous Huxley:

“Existe al menos un rincón del universo 
que con total seguridad podrás mejorar,
TÚ MISMO"

No te quedes apegado a ese “yo” que construiste.
Ahora tienes la grandísima oportunidad de ser otro.
No te resistas al cambio, te generará aburrimiento y/o sufrimiento.
Busca la transformación continuada. Es una elección sólo tuya.
El cambio no lo eliges, aunque creas que sí. Te llega, te guste o no, lo desees o no.
El cambio llega aunque tú no te "subas en él “. 
La transformación es una elección.
La transformación requiere de propósito.
Regálate el nuevo sentido que buscas en tu vida.
Anhela la metamorfosis que tu vida te pide. Busca tu “capullo” en el que llevarla a cabo.

Tú no eres tú,
eres 
la suma de tus YOES