Confirmamos fuera de nosotros lo que vivimos por dentro. 
Si estamos en paz, vemos cielo.
Y si estamos desordenados internamente, vemos caos.
Si estamos dolidos, vivimos infierno.
Quizás esta sea la elección más importante que nos debemos hacer cada día varias veces.
Es así como conformamos nuestra forma de entender los momentos.
Vivir es coleccionar momentos, (...no hay que olvidarlo).

La pregunta es:
¿Quiero vivir en el cielo o en el infierno? 

Generalmente, lo que soy capaz de crear en mi, lo reflejaré en mi mundo, en mi cotidianidad,
haciendo para mi, y para todos los que me rodean, que los lugares que habito
formen parte del cielo o del infierno.

Tenemos unos 70.000 pensamientos al día.
Elegir convertirlos en un milagro o no, ya nos lo decía Gandhi,
está más en nuestra mano de lo que imaginamos.
Y es una reflexión independiente absolutamente de lo que la vida nos trae. 
Al margen de ser muy consciente de que no todo se puede elegir.
Porque, en ocasiones, la vida nos trae cosas que no nos gustan, inesperadas.
Sorpresas desagradables que debemos aceptar...
Aún así, vivir en el cielo o en el infierno es nuestra gran 

ELECCIÓN

Es una cuestión de disposición mental ante todo lo que nos acontece.

Mira este vídeo sino, y luego hablamos...





Conozco personas que, en general, complican todo lo que tocan.
¿Y tú?
Conozco personas que, en general, facilitan todo lo que tocan.
¿Y tú?
Conozco personas que, en general, todo lo que viven lo convierten en un drama.
¿Y tú? 
Conozco personas que, en general, todo lo que viven lo convierten en una comedia.
¿Y tú?

Eso, ...

Y TÚ ?