“Para disfrutar de lo sencillo, 
se requiere de cierta altura”
Doménico Cieri


Lo sencillo, es hermoso.
A mi, así me lo parece.
Soy un amante de lo obvio. 
En mis conferencias y cursos siempre suele ser de lo primero que hablo, ...desde hace años.
No me cansa. Me parece que sigue siendo una reflexión necesaria de continua repetición.

Cuentan que en una ocasión Sigmund Freud, el filósofo que posiblemente más teorías 
sobre psiquiatría y hábitos sexuales enunció, estaba fumando un puro en una entrevista de prensa,
lo que le sugirió a uno de los periodistas que le estaba entrevistando que le preguntara
si había una relación directa entre la forma fálica de los puros y la creciente demanda
que se estaba produciendo de los mismos en esa época.
Freud le contestó casi sin pensar: “A veces un puro es solamente un puro”

De eso se trata, de no olvidar con tanta frecuencia que, a veces un puro es sólo un puro.
De quitarle importancia y gravedad a las ideas cuando no la necesitan.
De no poner foco en lo complejo para explicar lo simple.
Las cosas muchas veces son sólo como son, y es nuestro complicado cerebro, 
o mejor dicho, nuestra obtusas mente, la que las complica.

¿Y si lo inteligente es ser sencillo?
¿Y si lo valiente es ser sencillo?
¿Y si la verdadera dificultad está en la sencillez?

Einstein lo explicaba bien cuando nos enseñaba que las personas inteligentes son aquellas
que hacen fácil lo complejo. Porque las poco inteligentes se encargan de complicar lo fácil, añadía.

Es lo obvio lo que casi siempre funciona.
Pero vivimos atrapado por la obnosis, la mente que obvia lo obvio de forma continuada.
Sin poner foco en lo sencillo, en lo que verdaderamente simplifica la existencia de las cosas.

El análisis de lo obvio requiere de una mente extraordinaria, nos decía Alfred North, 
el creador de la llamada filosofía del proceso.
Era tan sencilla su forma de entender la filosofía que se atrevía a decir que 
“toda filosofía occidental se reduce a una serie de notas escritas al margen de las páginas de Platón"

El palo de la escoba es sencillo.
El asa del cubo es sencilla.
La capucha del bolígrafo es sencilla.
La forma del vaso es sencilla.
La linea recta es sencilla.
Lo más innovador suele ser sencillo.
El diseño del árbol es sencillo.
Las olas del mar son sencillas.
El unir las bocas en un beso es sencillo.

Lo sencillo es hermoso.
La sencillez funciona !!!!
Y se mantiene con el paso de los años.
Sin embargo, parece que vivimos en búsqueda de lo complejo. 

En una ocasión leí que la vida está formada por lo obvio. Y que el resto son las otras cosas...
Creo que es una verdad de las llamadas absolutas.

Imitemos a la vida que es sencilla en sí misma.
Aprendamos la máxima latina tan clásica de:

primum vivere,
deinde philosophari

... que vale la pena primero vivir y luego ya, ...si acaso, filosofamos.

En la película Birdman, la inesperada virtud de la ignoracia,
el personaje tiene una nota en el espejo de su camerino que decía:

“Una cosa es una cosa,
y no lo que se dice de esa cosa"

¡BRAVO!
¿Se podría decir mejor?
Ni tampoco de una forma más simple.

Unete al club de lo sencillo.
Piensa que lo obvio casi siempre es lo que mejor funciona.
Unete al club del hacer, a concederle más poder que al del decir.
Hacer el camino de la vida, es vivir.
Decir, como observador, lo que la vida es, es morir estando vivo.
Vivir atrapado del propósito es vivir perdiendo vida.
Te invito a pensar mucho y a menudo, cuando sea necesario, 
pero no a quedarte preso de tus pensamientos.
Pásate a la acción, dale fuego al verbo hacer.
Pásate al

FACTOR H