Dentro de nosotros habitan, junto al amor, la comprensión y la alegría,
también el enfado, la rabia, la ira, ...
Es natural. Todos estos sentimientos son naturales. Viven juntos.
Apagar unos y encender otros es un intento fallido.
Y, posiblemente un error.

¿Qué tal si recibimos con los brazos abiertos también a esos otros sentimientos
que nos hacen pasarlo peor, sufrir en mayor o menor medida?
¿Qué tal si en lugar de huir de ellos, aprenderemos a transformarlos,
a convertir el dolor que nos producen en sabiduría y aprendizaje?

Somos como un jardín: las flores y las plantas mueren y se convierten en compost,
el cual a su vez es la energía que hace salir de las semillas nuevas flores.
La alegría es algo orgánico. Te pertenece.
Igual pasa con el amor.
La tristeza también es algo orgánico. Te pertenece.
Igual que la rabia.

Sólo veo una GRAN DIFERENCIA:

Cuando lo que te invada sea el amor, ...

E X P A N D E L O !!!

Cuando la rabia sea lo que te invada,  no digas nada, y si puedes, sólo

V Í V E L A 

Cuando la vivimos en silencio no se expande, desaparece.
Dejas de interesarle. Se va por donde vino.
Simplemente respira y calla.
Déjala ir, porque bajo su influjo sólo empeoran las situaciones.

No es necesario luchar con la rabia que sintamos.
Tampoco debemos reprimirla.
Hay que recibirla con cariño. Y aprender todo lo que nos enseña.

Contempla la existencia como algo EFIMERO
y verás como todo, bueno o no tan bueno, pasa mejor.
Al vivir siendo consciente que todo acabará antes de lo imaginado,
aprenderemos a amar y a ver la vida de una forma diferente.
A restarle importancia a las cosas. A minimizar sus efectos. A relativizar.
A distinguir lo verdaderamente importante de lo que no.

Recuerda cuando tengas problemas banales, de esos cotidianos, con tus hijos, con tus padres,
con tus amigos, con tu pareja, ..., recuerda la famosa pregunta:


¿Dónde estaré 
dentro de 300 años?

Nada es tan importante.

... LA VIDA 
ES CORTA