Una excusa es un pretexto para huir...,
para huir de la responsabilidad que nos regale
PODER DEL CAMBIO.
Las excusas nos hacen inocente ante la vida.
Pero, a su vez, IMPOTENTES.
El gran precio que debemos pagar.
¿Has preguntado alguna vez a alguien por qué atiende un teléfono
en un determinado momento inapropiado?
¿Cuál es la respuesta a esta pregunta que más te darán?
..."Porque estaba sonando"
¿Has preguntado a una persona en alguna ocasión por qué se rompió el vaso? ( Por ejemplo...)
La respuesta más frecuente será: "porque se cayó"...
¿Has contestado alguna vez a alguien que llegabas tarde a una cita o a una reunión
diciendo que
es que había mucho tráfico?
En todos los casos estas excusas, siendo reales o no, nos dejan
libres de culpa.
Nos generan un poder:
el poder de la inocencia.
Ahora bien, este poder es muy limitante para las persona,
...y con él pagamos un precio muy alto:
EL SER VÍCTIMAS DE LAS CIRCUNSTANCIAS.
Nos cambia, sin darnos cuenta, el "SE" impersonal, por el "SOY", totalmente personal.
Nos hace inocentes de todo, sin responsabilidad alguna.
A la vez, que nos deja
en manos de lo que ocurre afuera de nosotros.
Sin control de las circunstancias, como si todo lo que pasa fuera ajeno al individuo.
Un ejemplo:
Llego tarde a la cita porque hay mucho tráfico. Imagina que es verdad, que hay mucho tráfico.
Es que es una fantástica excusa real. Me llena de "inocencia".
Ya no soy el culpable de llegar tarde. Es el tráfico (el que hemos llamado "se impersonal").
Es fantástico porque está pasando de verdad, hay mucho tráfico...
Pero con ello, sin ser consciente, estoy pagando un gran precio,
dar por hecho que nunca llegaré a tiempo si hay tráfico.
No depende de mi llegar o no a tiempo, depende del tráfico.
Quedo libre de responsabilidad, inocente,
a la vez que no seré capaz de solucionar mi "problema" de puntualidad,
el llegar a tiempo, el salir antes, el aprender a prever que puede haber mucho tráfico,
...
Cuando el personaje que nos habita en nosotros se erige, apoyado en fantásticas excusas reales,
en NO RESPONSABLE,
aparece el mejor pretexto para sentirnos bien,
lanzar el resultado de lo ocurrido fuera de nosotros.
Pero una excusa tiene un efecto bumerán del que no somos conscientes normalmente.
En muchas ocasiones pagamos, inconscientemente, un alto precio:
el precio de la
IMPOTENCIA.
Ya no depende de mi, por lo tanto, ya no es necesario que haga nada para cambiarlo.
El precio de no permitirnos cambiar.
El precio de no elegir lo que podemos o no ser o conseguir.
Ojo: no todas las circunstancias que nos ocurren en el día a día están bajo nuestro control.
Unas veces sí, otras no...
Pero de todas, si sabemos salimos de la excusa, podemos aprender.
Aprender a mejorar nuestras decisiones.
Cambiar para mejorar.
De lo contrario, no olvides que...
LAS EXCUSAS
SON
para los
MEDIOCRES