La vida es como un GLOBO AEROSTÁTICO...
A veces viaja donde el viento la lleva. Se deja llevar. Y así lo disfruta...
Otras, en cambio, como también le sucede al globo,
elige el destino y la altura en la que moverse, y donde dirigirse,
dentro de los límites que la física le pone.
Sube y baja. Asciende y desciende.

Algo sabemos de un globo aerostático,
que para poder subir más alto y conseguir nuevas cotas,
necesitará de  menos lastre.

Eso mismo, ...opino yo, nos pasa a las personas.
A veces, para subir, para elegir un nuevo destino,
necesitamos dejar atrás cosas,  despejar nuestras cestas de viaje,
dejar durante el camino el lastre que no queremos, o ya no quiere,
seguir el viaje con nosotros.

Dejar ir, es difícil. Nos cuesta.
Pero, en según que momentos, deberemos aprender a hacerlo.
Pasar página, en ocasiones, es evitar arrastrar dolor.
Cerrar el círculo del pasado nos ayudará a ir en el nuevo viaje ligeros de equipaje.
A encontrar nuevos horizontes.

Dejar ir, no es olvidar.
Es aprender a aceptar una nueva realidad, elegida o no por uno mismo.
El globo aerostático no siempre elige el viento que le mueve.
Pero sí elige si soltar o no el lastre del que dispone.
El arte del vivir, entre otras cosas, consiste en saber cuando aferrarse a algo y cuando dejarlo ir...

La verdadera realidad, que a lo largo de la existencia una persona va descubriendo,
es que el tiempo, por desgracia, no lo cura todo.
Lo cura uno mismo; entre otras formas, evitando el apego del pasado.
Hay que estar con el pasado agradecido. Serenamente en paz.
Y aprender a soltar. Especialmente con aquello que ha decidido ir... Abandonar el globo.

Pero hay otro factor que mueve al globo aerostático,
que también le hace ascender en busca de lo deseado.
Se trata de el fuego.

En otras ocasiones, lo que mantiene al globo en su mejor estado es la llama. El calor.
La combustión del oxigeno, como si no hubiera nada más...

También opino que nos pasa esto a las personas, ...al igual que al globo.
Tener la llama encendida es esencial. Da vida.
La llama del fuego genera pasión. Y la pasión fuerza y unión. Nos impulsa.
La pasión es generadora de deseo. De atracción.
Conecta con el presente y con el futuro. Da sentido a las cosas.
Es motor de nueva vida.

Estos dos elementos nos los encontraremos a lo largo de nuestra vida con mucha frecuencia
y tendremos que elegir entre
encender el fuego y aprovechar su llama o soltar lastre.
Una dualidad electiva a la que en tantas ocasiones tendremos que enfrentarnos.

Yo me quedo con esta máxima...,
cuando haya fuego o si se trata de soltar lastre,

andar
es 
IR
siempre
ADELANTE