¿Me quiero o no me quiero?
En su libro,
cómo mejorar su autoestima, Nathaniel Branden nos
dice:
"Nadie puede respirar por nosotros,
nadie puede pensar por nosotros,
nadie puede imponernos la fe,
ni el amor por nosotros mismos"
AUTOESTIMA: Aprecio y consideración que una persona tiene de sí misma.
Que importante cuidar la autoestima para poder vivir así la vida desde la asertividad,
desde el apego elegido, no forzado por las emociones ni por el pasado ya no deseado,
para vivir con amor hacia uno mismo y desde ahí con los demás, compartirlo,
para sentir la admiración y el deseo por otros desde la máxima clarividencia,
sin la envidia, ni los celos que nos atrapan y nos hacen infelices.
La psicología nos dice que la autoestima tiene que ver con la tensión emocional interna
del individuo provocada por la propia opinión que se tiene de sí mismo.
Referida a la valoración personal mantenida de forma habitual sobre uno mismo.
Todas las personas tenemos bajones de autoestima. Es normal.
Otra cosa diferente es cuando ese estafo se mantiene en el tiempo... Empieza a ser peligroso.
¿Cómo nos hablamos? ¿Qué nos decimos? ...
¿Y si ahí está el secreto?
6 elementos son los claves para cuidar nuestra autoestima,
el amor por nosotros mism@s:
1.- consciencia
Ser conscientes de nuestros límites es fundamental para poder auto-negociar nuestro
estado y la forma cómo nos enfrentamos a los retos.
Establecer su geografía. Conocerlos y adecuar las acciones a implementar,
entender nuestras capacidades y no sobrestimarlas.
Ser consciente nos ayuda a vivir siendo responsable con la realidad. Visualizarla. No exagerarla.
El autoengaño es el peor de los engaños. Y sólo nos hace daño a nosotros mismos.
2.- aceptación
Si no nos aceptamos a nosotros mismos, tener una autoestima cuidada es imposible.
Aceptarse a uno mismo es ponernos de "nuestra parte". ¿Por qué no?
Vivir en guerra con uno mismo es estar en estado de pérdida asegurada.
Acepta lo que eres, es la mejor forma de ser tu propio amigo.
La aceptación además nos permite relacionarnos con los demás desde lo que verdaderamente somos.
Acepta lo que no puedes cambiar.
Es un síntoma inequívoco de bienestar.
De no hacer gasto de
energías que no nos aportan valor, y que nos llevan un cansancio inútil.
3.- responsabilidad
Somos nosotros los únicos responsables de marcar los controles de nuestra vida.
De conservar o no los valores estables que nos mueven.
De pensar cómo de flexibles nos sentimos.
O nos hacemos responsables de nosotros o estaremos cediendo egoístamente
la responsabilidad en otros, con lo que eso supone a la hora de dirigir el timón de nuestro futuro.
4.- autoafirmación
Para valernos por nosotros mismos.
Apoyarnos en los demás requiere de nuestra presencia primero, de forma autoafirmativa,
es decir, conociéndonos y respetándonos.
La autoafirmación nos permite cambiar. Evolucionar. Elegir. Abrir nuevos caminos. Avanzar.
Es vivir de forma auténtica en relación al modo de entender nuestras creencias,
nos cegarnos por ellas, elegir con claridad las que queremos mantener y las que necesitamos cambiar.
La autoafirmación nos ayuda a no falsear nuestra personalidad con el sólo objetivo
de agradar a los otros. Agradar a otros sí, pero desde el agradarnos también nosotros.
Alineados con la forma vertical de nuestro ser.
5.- propósito
Tener metas. Es un derecho.
Perseguirlas. Vivirlas con ilusión. Marcarnos retos y trabajar para hacer crecer nuestro talento,
para luchar legitimamente para conseguirlos.
Trabajar de forma comprometida por los propósitos que en nuestra vida son importantes
nos ayudan a tener un futuro perdurable, con sentido.
Tener claro el propósito nos ayudará a poder escuchar nuestra voz interior,
la que nos marca la dirección, el camino, el rumbo.
6.- integridad
Tan sencillo como ser congruente, honesto y consecuente con uno mismo.
Ser íntegros nos genera robustez mental.
Y todo esto por perseguir, con todo el derecho,
el amor a un@ mismo.
Y, desde ahí, mejorar la calidad de las relaciones con los demás.
Poder amar. Poder dejarse amar. Dar y recibir con calidad.
Desde la felicidad de sentirnos parte de la totalidad.
Para...
VIVIR
con la cabeza bien
ALTA