"Familia y moto", una ilustración de Anna Botella


"No hay nada más responsable de la añoranza 
de los buenos tiempos pasados que una mala memoria"
David Lykken

Cualquier tiempo pasado generalmente es interpretado como mejor.
Quizás, como indica Lykken, por una falta de memoria real.

Un día, un sociólogo, andaba por un pequeño pueblo haciendo una encuesta epidemiológica
a la población. Se encontró a una señora por la calle y le preguntó:
"¿Cuál cree usted que es la tasa de mortalidad en esta zona del planeta?".
La señora, se paró a pensar un poco, ... y en unos segundos le contestó con total seguridad
y con esa cara de felicidad que a uno se le queda cuando ha encontrado la respuesta correcta: 
"una muerte por persona".

No estaba equivocada. 
Algo que, al menos en mucho tiempo, :-) ,  no cambiará.
Aunque me temo que el sociólogo seguramente lo que quería demostrar era que 
la durabilidad de la vida, la llamada esperanza de vida, y la calidad de la misma
si había cambiado con el tiempo en sentido de mejora. 
De vez en cuando es bueno recordar que tan sólo a principios del siglo pasado cerca del 70%
de los niños fallecían de una infección tipo amigdalitis o de una diarrea.
La muerte invadia los hogares con mucha presencia que hoy lo hace el cáncer, la depresión
o el Alzheimer, aunque estas nuevas enfermedades sean algunas
de nuestras principales amenazas.

A muchos se les olvida que no hace muchas décadas, con la edad de nuestros padres o abuelos, 
la educación era el privilegio de tan sólo unos pocos. 
Tendemos a pensar que nunca como ahora ha existido tanta inseguridad, pobreza, soledad, etc...
Cuando con datos en la mano, la realidad es contraria a este pensamiento.
Recomendable el libro de Johan Norberg, editado por Deusto en nuestro país, y titulado
"Progreso, 10 razones para mirar el futuro con optimismo".
El autor nos da suficientes datos, hechos, basados en la realidad, para demostrarnos que ningún
pasado fue mejor que el momento actual. Y también para prever que el futuro irá a mejor...

Todos los días nos bombardean con noticias de "lo mal que va todo".
Trump y sus aventuras desafortunadas y peligrosas, el brexit inglés, el colapso financiero
y las nuevas crisis económicas que están por llegar, el desempleo, las guerras en oriente próximo,
la desnutrición, la explotación laboral, etc...
Todas noticias verdaderas.
Y aún así hemos progresado más en los últimos 100 años que en los anteriores 100.000 años.
La pobreza, la desnutrición infantil, el analfabetización, la explotación laboral, la mortalidad infantil,
las muertes por cáncer, el sida, y un largo etc... están reduciéndose de una forma más rápida,
acelerada, exponencial, que nunca antes en toda la historia de la humanidad.
La esperanza de vida al nacer ha crecido hasta tres veces más durante el último siglo que los  anteriores 200.000 años.

No, cualquier tiempo pasado no fue mejor. 
Probablemente en nada de lo que nos acontece en nuestra vida.

Y de igual manera pasa en lo cotidiano. Sin alejarnos mucho de unas épocas en relación a otras.
Me refiero a cuando hablamos de un año en relación a otro, 
del mes pasado vs éste, o de ayer frente a hoy.
Sólo que en estos casos es más difícil de percibir; el tiempo es tan corto que no nos damos ni cuenta.
Y así, es frecuente, que el ayer nos parezca mejor que el hoy.
Aunque no sea en todos los casos, pero sí con frecuencia nos ocurre
en los momentos especiales de cambio.
Momentos en los que solemos conectar de una forma más arraigada con la incertidumbre,
con los miedos tóxicos, con la falta de atrevimiento, con la previsión negativa del futuro.
Es normal, se trata de un acto de supervivencia biológica.

Podríamos decir que uno de los pensamientos derrotistas más frecuentes entre los humanos,
consistiría  en pensar que el pasado fue mejor que el hoy. 
Lo anterior a lo de ahora. 
Este tipo de pensamiento tiene además una consecuencia terrible: 
vislumbrar el futuro con tintes negativos.

Solemos oir entre las conversaciones de las personas estos tres fenómenos paralizantes:
la glorificación del pasado, 
la devaluación del presente,
y la previsión terrorífica del futuro.

Mal vamos así si lo que queremos es cambiar, avanzar, seguir caminando...
¿Por qué no pensar y sentir que  quizás nos espere un futuro mejor?
Y comprender el presente sin necesidad de ser comparado con el pasado.

Déjame darte dos noticias que hoy, en este post, no toca demostrar:

1.- El futuro no es continuidad del pasado.
Pensar esto es una falacia mental, que no nos permite transformarnos, cambiar nuestros propósitos.

2.- La estabilidad es sólo una ilusión.
Nada es estable. Todo se mueve. El estado natural de las cosas es líquido.

Si ambas se comprenden bien, convivir con la incertidumbre y con la inseguridad
será considerado como natural. En eso consiste vivir...
Y nos hará sentir más felicidad con el momento presente, mas agradecimiento con el pasado,
y mejor orientación positiva hacía el futuro.

Y para ello recuerda:

Con lo que HACES aprendes.
Pero con la misma máxima, ...

CON LO QUE 
NO HACES,
TAMBIÉN APRENDES