Toda Luna tiene dos caras, y siempre una de ellas se queda en oscuridad
                                                                                             Nota de autor

Un enfermo fue a su médico y le dijo "doctor, me duele todo".
El médico le replicó: "¿Qué quiere decir con que le duele todo?
"Que si me toco aquí, me duele, y si me toco en este otro lugar también me duele...
me duele todo el cuerpo", respondió el paciente.
A lo que el doctor dijo: "ya sé lo que le pasa"
Y añadió: "Tiene ese dedo roto".

Este es un cuento que leí a Prem Rawat. Y que me encantó como analogía de lo cotidiano...
Cuando tocamos nuestra vida con un dedo roto, metafóricamente hablando, todo nos duele.
Y, a veces el problema está en el dedo con el que la tocamos.

Los malos momentos nos arrojan oscuridad sobre la luz que nos rodea.
Ahora estamos, la humanidad entera, pasando un mal momento. Muy real.
Podemos haber perdido seres queridos, o trabajos, o posibilidad de estar con la familia, ,,,.
Aún así, ¿por qué tocar este momento con el dedo que más nos duele?
¡Es una elección!
Sé que no hay respuesta fácil cuando la vida, o sus circunstancias, nos lo pone difícil. Lo sé...
La vida va de esto, de unas veces ir hacia delante y otras hacia atrás.
Y también de saber parar.

Cuando atravesamos momentos malos en la vida coexisten dos realidades:
la mala, que normalmente habita la mente, y la buena, que normalmente habita el corazón.
Siempre podemos intentar, aunque nos sea difícil conectar con la buena.
Entrenar la mente para que conecte con le corazón.
Usar un lenguaje interior diferente, para potenciar esta conexión.
Y elegir, entre todos los hechos, cuales nos hacen sentir mejor y cuales no,
para, si podemos, restarles foco.
Lo sé, no es fácil.

Mirar la salida de la luna, los días que se puede ver, si tu balcón lo permite,
o disfrutar de esa fiesta en remoto con los amigos de siempre, de una buena película sin prisa,
de una cena familiar preparada con delicadeza, o de un paseo a marcha rápida durante una hora
del salón a la habitación y de allí de vuelta al salón.
Es decir, desde la realidad, que ahora no podemos cambiar, visualizar un presente positivo.
Y esconder o dejar para otra ocasión el dedo roto, ese que más duele.
Cuando no hay nada que hacer para cambiar una situación, 
lo mejor es cambiarnos a nosotros mismos.
Son aspectos de la vida que se nos escapan de nuestro control.
Ser realista consiste en no intentar tenerlos bajo control, porque eso no nos aportará mucho valor.
Ni vitalidad. Sólo resta.

Fiódor Dostoievsky lo explicaba muy bien cuando nos decía:
"La naturaleza no nos pide permiso".
O como lo indicaba el boxeador Mike Tyson sin ningún tipo de rodeo:
"Todo el mundo tiene planes, ...hasta que le parten la cara".

Puede que te sientas a oscuras, pero no olvides este viejo proverbio:

"Es mejor encender una vela
que pasar todo el tiempo
maldeciendo la oscuridad"

Y no pongas el foco ni intentes tocar todo con el

DEDO R O T O