"perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a nuestros ofensores"


Empecemos con una pregunta que tienes mucha miga:

¿Y si ofenderse es cosa de uno mismo?

O con otra, que es la misma reformulada:

¿Y si nadie me puede ofender si yo no quiero?



Muchas personas pasan la vida ofendidas por lo que otros les hacen o dicen.

Pero, en realidad, las O F E N S A S 

NO son más que la forma en la que nosotros vivimos las expectativas 

que ponemos en los demás. Y es eso lo que verdaderamente nos hiere.

Me explico, si tu esperabas algo de tu jefe, o de tu colaborador, o de tu amor, o de tu hermano

y no te lo dio, o no te lo dio como tú querías, 

tienes todo el derecho a reclamarlo, discutirlo, pedirle otra alternativa, 

una nueva propuesta, etc... 

y también tienes derecho a ofenderte

pero hacerlo o no ES una decisión tuya.


El sentirte defraudado o insatisfecho tiene una relación directamente proporcional

con las expectativas que tú te creaste. Son tus ideas preconcebidas las que te hieren.


Si esperabas que tu pareja reaccionara de una determinada manera ante algo

y no lo hizo, tu pareja no te ha hecho nada, han sido tus expectativas.

La diferencia entre la atención, o la forma en la que esperabas que te tratasen, 

la realidad con la que te tratan es lo que nos provoca dolor.


¿Significa todo esto que no deberíamos depositar expectativas en los demás

y en nuestra relaciones?


NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!


Lo que significa es que conocer esto nos ayudará a salir antes de un enfado,

incluso a evitar que se produzca, a que nos deje menos huella, o daño,

a evitar un decaimiento de ánimo por culpa de una riña profesional o personal, ...

Y, sobretodo, a auto-regularnos, para no llegar a entrar  

una discusión de mal tono, que termine perjudicándonos nuestra estabilidad emocional.

Ser conscientes de que nosotros podemos controlar

la ofensa que otros nos generan nos ayudará como herramienta de autoconocimiento 

y de autogestión emocional.

Es un hábito sanador.

Y esto no quita que debamos defender nuestras posiciones, intereses, ideas, 

modos de ver algo, creencias que queramos defender, etc...

No está reñido.


Seamos conscientes que una de las mayores provocaciones de ofensas es cuando otro

trata de imponer o proponer con exceso de vehemencia su punto de vista sobre algo.

Y también cuando lo hacemos nosotros con otros y nos dan un "no".

En ambas direcciones te sientes ofendido porque no se hizo lo que tu esperabas, querías.

Ya ves, en cualquier caso, una cuestión de expectativas.

Ser más neutral con las expectativas nos permite ser más asertivos.

Y llevarlo mejor.

Y de eso se trata.


Así que no te dejes ofender. Saca tu escudo contra las ofensas, está en ti.

Yo querría vivir sin ánimo de 

OFENDER (ME)