"Una persona perseguida por un tigre se cayó por un precipicio,
pero se agarró a unas ramas que salían de la pared del mismo.
Entonces vio a muchos ratones que mordisqueaban la rama a la que él estaba sujeto.
Pensó que caería.
Pero en se instante vio una fresa salvaje y, dándose impulso,
consiguió metérsela en la boca y comérsela.
¡Deliciosa! ..., dijo".

Ahí reside la única intención de la vida.
Lo demás, es mentira.
Como decía William Blake, la vida se deleita de la propia vida.
Hay que pasar el tiempo viviendo, no pensando.
Y si quieres, cambia la fresa por una copa de vino tinto.
Yo sí lo he hecho.

La moraleja es sencilla, piénsala.