Es San Valentín, un 14 de febrero, otro año más.


Si amáis, que se cumplan vuestros deseos hoy, y el resto de días.

Fundiros y ser como un arroyo que canta su melodía por la noche, en el silencio.

Conocer el dolor, también necesario, de la inenarrable ternura.

Despertar al alba con espíritu alado, junto a vuestro amor, 

y dar gracias por estar otro día vivo.

Adormeceros con una plegaria agradecida, 

como regalo para el ser amado, naciente de vuestro corazón.

Cantar un cántico de alabanza en vuestros labios.

Khalil Gibran


Sí, es San Valentín.

No es el día del AMOR, ¡no!

Es el día de los enamorados.

No es lo mismo...

Es el día de celebración del amor enamorado.

No del amor más poderoso, el amor infinito e incondicional.


Jorge Buccay, maestro cuenta cuentos, explica muy bien esta diferencia cuando nos dice.

"Enamorarse es amar las coincidencias. Amar es enamorarse de las diferencias"


Yo quiero enamorarme de las coincidencias.

Quiero amar estando enamorado.

Quiero amar las diferencias.

Todo tipo de amor me interesa.


Muchos piensan que San Valentín es una fiesta nacida en centros comerciales.

Pero no es así.

Esta celebración tiene su origen en el imperio romano.

San Valentín era un sacerdote que ejercía en Roma, en el siglo III.

La fiesta nació del enfrentamiento entre este sacerdote y el emperador Claudio II, 

quien había impedido, para poder disponer de más militares en su ejercito,

celebrar matrimonios entre los jóvenes.

El sacerdote, Valentín, jugándose la vida, celebraba matrimonios en secreto,

por los enamorados de esa época.


A mi modo de ver, esta celebración nos debería servir para hacer una parada en la prisa cotidiana,

y repensar el AMOR.

Para mirar el rostro de nuestro amad@ con delicadeza, sin urgencias,

encontrando todas sus perfecciones imperfectas.

Para y coger su mano; sentir la energía que de ella brota.

Parar y abrazar con ternura. De la verdadera.

Para y besar lentamente, sítienlo sus labios, fundiéndose en uno.

Para y que un cuerpo invada el otro.


Parar para huir de las agendas repletas de los compromisos no comprometidos, 

de las actividades innecesarias, de las obligaciones impuestas, de lo intrascendente.

Parar para compartir vida. Con intensidad. En modo real.

Parar para brindar. Juntos.

Parar para dejarnos llenar.

Y para vaciarnos.

Parar para disfrutar. Y sentirlo.

Parar para ofrecernos en nuestra totalidad.

Parar para que suceda.

Parar para AMAR.


No es un día de fiesta para el amor pasajero, ni para el enamoramiento.

Es un día de fiesta para el amor enamorado, que no es lo mismo.

Un día para celebrar todos los días. Y que todos sean excepcionales.


En este año, y en este día de San Valentí, me pido un regalo:

UNO DE SUS 

ABRAZOS