Juan se va a casar. 

Y está organizando su fiesta. También la lista de invitados.

No le apetece nada invitar a Marta, 

...una compañera de trabajo, 

porque no le cae muy bien. 

Pero cree que si no lo hace esta se enfadará.

Marta termina recibiendo la invitación de la boda de Juan, 

a la que no tiene nada de ganas de asistir, ni de hacer regalo,  

...pero se ve obligada porque no quiere que Juan se moleste, 

quedar mal con él, con un compañero de trabajo.


Resultado: 

Dos personas incómodas, haciendo algo que a ninguna de las dos les apetece,

y todo por no fastidiar a la otra.


María y Antonio han quedado para cenar por primera vez.

Antonio elige un restaurante muy chic, ...y caro,

aunque no es el tipo de restaurantes que a él le gustan.

Pero elige este, tan top, por impresionar a María.

Él prefiere un italiano, comer unas pastas y pizzas.

Y beber un buen Chianti.

O quizás tomar una buenas tapas en la barra de un bar.


María, que ha sido invitada por Antonio, no deja de pensar

por qué narices Antonio no habrá elegido 

cenar unos buenos huevos fritos con jamón en la barra de un bar, 

o comer una buena pizza, regada de un buen vino italiano.

Pero no le quiere decir nada por no incomodarle, molestarle,

ya que ha sido una elección de él, 

no vaya a pensar que ella no sabe de restaurantes y buena comida.


En el restaurante, al ver la carta, ninguno de los dos sabe qué pedir.

Y cuando piden algo por probar, porque no entienden ni la sugerencia,

se dan cuenta que no les apetece mucho lo que les han servido.

Los platos se quedan a medio comer en los dos casos.

Al final, no le sacan el provecho ni al buen vino 

con el que sí han acertado en la selección.


Resultado:

De nuevo, dos personas descontentas por intentar contentar a la otra.


A este fenómeno psicológico se le conoce con el nombre de

PARADOJA DE ABILENE

Por una historia de una familia que se embarcó en un viaje incómodo

para todos, con destino a Abilene, Texas.


Las personas, por buscar integrarnos entre los demás,

adoptamos preferencias que no corresponden coherentemente 

con nuestras decisiones, deseos, necesidades o gustos,

aún quedando todos los intervinieres perjudicados en última instancia.


Se dice, basado en esta paradoja que 

individuos inteligente, podrían crear grupos estúpidos.


Para evitarlo, deberemos aprender a no tener ningún escrúpulo

o miedo en exponer nuestras preferencias con claridad.

De una forma asertiva.

Al hacerlo, nos sorprenderemos de que otras personas

piensan como nosotros y no se atrevían a exponer su opinión o decisión.


Y, por ello, si eres el líder de un grupo, 

ten la capacidad de invitar a que se expresen las voces disidentes.

Establece canales de comunicación eficientes y en el que todos

puedan expresar sus opiniones.


En definitiva, 

EXPRESA

LO QUE VERDADERAMENTE

SIENTES,

QUIERES,

DESEAS,

NECESITAS ...