Cada vez más, intento vivir con menos drama la vida.

Y con más alegría.

No reacciono a cualquier cosa que me moleste. No me agoto con esto. No pierdo el tiempo.

También, cada vez mas, sé que no puedo ser el consuelo de todos.

Y pido, solicitando desde los límites necesarios, el respeto que merezco.

Ya no quiero tener siempre la razón. No tengo energía para ello. No me hace feliz.

No necesito peleas en mi vida, ni enfrentamientos. Sí los conflictos necesarios.

Y me gusta, cada vez más, aprender, leer, escuchar, observar.

También amar. Sin dramas. 

Y, con el tiempo, he aprendido a creer más en el amor que en la fidelidad.

Ahora, que ya soy un poco mayor, me trabajo mucho más la tranquilidad mental.

Ya que esto es lo que verdaderamente necesito.

Me gustan los abrazos. 

La carne que nos une más que los "like" de desconocidos a los que nunca abrazaré.

Y, cada vez más, aprendo a centrarme en mí. A buscarme. A conocerme. A sentirme.

A vivir una vida más saludable, física y mentalmente.

A ser yo, de una forma más verdadera.